“Tengo el borrador en mi cabeza”
“Sueno más natural cuando no me lo sé de memoria”
o su prima
“Yo soy incapaz de memorizar”
“Na, yo estoy acostumbrado a hacer esto, no necesito hacer un guion”
He escuchado estas frases cientos de veces. Cientos.
Y, permíteme decirte: NO. No tienes el borrador en tu cabeza, ni suenas más natural y por muchas veces que hayas hecho esto, todo cambia y cada situación es diferente.
Solo conozco a dos personas que improvisen nivel hacer una charla de 10 minutos bien, sin caer en lugares comunes y con un foco claro. Y las dos pertenecen a Toastmasters, es decir, tienen el culo pelao de improvisar sobre temas sobre los que no tienen ni la más remota idea cada semana. El resto de mortales tenemos que hilar fino si queremos presentar nuestro lo-que-sea con solvencia en 10 minutos.
Y con solvencia no me refiero a soltar cuatro banalidades. Con solvencia me refiero a que tu interlocutor se lleve una idea meridianamente clara de lo que le acabas de contar (y no de lo que tú tienes en tu cabeza).
He visto a gente que se gana (bien) la vida como conferenciante hacer charlas de verdadera m. improvisadas, siguiendo el guion de un PowerPoint mal diseñado, a modo, casi, de karaoke.
¿En serio?
He visto a gente que da clase en universidades, que supuestamente deberían tener clara la gestión del tiempo, el orden estructural de una charla… cagarla manifiestamente por pensar que “como lo hago bien en mi contexto, lo voy a hacer bien en todos los contextos”…
No, cheri, una clase de hora y media no es una charla breve o una ponencia en un evento.
He visto a gente entregar primeros borradores, o sea, lo que sería su charla si no hubieran tenido un feedback, plagados de tópicos, obviedades y estereotipos sin contrastar.
He visto reuniones de trabajo con directivos prolongarse (mucho) más tiempo del necesario por no estar suficientemente preparadas las intervenciones… ser soporíferas… y, lo peor, no cerrar ningún acuerdo, ni informar de nada a las personas que estaban participando en ellas.
He visto eventos irse de tiempo varias horas por ir acumulando retrasillos o retrasazos a base de comer tiempo a los speakers que van los últimos en el roster (y que quizá iban a ser el plato fuerte que al final se quedan sin postre)…
También he visto personas divagar sobre el escenario hasta dar vergüenza ajena, perder el hilo, vagabundear… pedir teleprompter, pedir diapositivas… con mucho texto, a ser posible, para poder tener algo que decir…
Créeme. He visto de todo.
Y más, que no lo digo para que nadie se dé por aludido… aunque si alguien lee este post, evidentemente sabrán que me refiero a ellas/os.
Hazme caso. Nunca se prepara una charla suficiente.
¿Cómo hay que preparar una charla?
Pues depende de tu objetivo, de tu audiencia, del tiempo que tengas y de un buen puñado de cosas más.
En general hay que preparar la charla empezando por hacernos varias preguntas pero la fundamental sería: si mis oyentes solo se pudieran llevar una única idea de lo que voy a decir, ¿cuál sería?
Esa idea debe caber en un tuit, más o menos 140 caracteres.
A partir de ahí, hay que apoyar esa idea con una estructura sólida, datos contrastados (no la estadística que me han pasado por Telegram), algo de storytelling… pero vamos, lo principal es qué voy a decir y cómo lo voy a decir para causar el mayor impacto posible.
🚩 Red flags
El año pasado me juré a mi misma y a mi equipo que este año sobre la alfombra roja de TEDxVitoriaGasteiz no habría ni una sola charla mal preparada.
Entre otras cosas porque es una falta de respeto a la audiencia, al equipo organizador, que es voluntario, al resto de ponentes que sí se han preparado. Hace que nos baje la calificación como evento y como curadoras de speakers… por algo perfectamente evitable: ¿no te has preparado? No hay problema: no sales. No pasa nada.
Que ojo, puedes tener la charla muy bien preparada y luego ponerte muy nervioso o tener un día reguleras y no hacerlo todo lo bien que se podría haber esperado… pero créeme, cuando una charla está bien preparada se nota muchísimo.
Una red flag es que el o la ponente dé largas para entregar un borrador en el plazo acordado. Es de libro. En realidad lo que están diciendo tácitamente es “no te mando un borrador porque no lo considero necesario”, a pesar de que lo hemos comentado por mail y teléfono y, a veces, incluso por videoconferencia. Y que lo he reclamado n veces en los n plazos que nos habíamos ido fijando.
Hay más red flags, si quieres que hable sobre ellas, mándame un comentario y cuéntame tus experiencias.
Y por último,
Cinco cosas que debes saber antes de ponerte a preparar una charla
150 palabras escritas equivalen a 1 minuto hablado. Con la regla de tres en la mano, 1500 palabras son 10 minutos. En realidad algo más/menos, dependiendo del número de pausas que realices al hablar. Es importante escribir la charla, especialmente si es corta. Palabras orales, nada de escribir “asimismo” como si fuera una carta de empresa o un libro de texto. Frases cortas. Que suenes a ti cuando hablas. Y cíñete al tiempo que te digan.
Verifica los datos. Vivimos en un tiempo difícil. Ya no valen los tópicos. Los datos hay que verificarlos. Si los has sacado de “Google”, vuelve a Googlear y chequea las fuentes: si es de un paper, si es de un periódico… Las presentaciones cutres están llenas de citas incorrectas y datos falsos. Y tú no quieres que tu credibilidad se vaya al guano por no haber comprobado suficientemente.
Presta atención a la estructura. Las estructuras son fundamentales para comunicar. Igual que una frase tiene sujeto, verbo y objeto, una charla debe tener introducción, desarrollo y conclusión. Puedes utilizar estructuras más complejas en tu narrativa, como el Viaje del Héroe u otras pero no te olvides de encajar tus elementos dentro de la estructura para que la charla sea fácil de seguir.
La apertura y el cierre deben ser espectaculares. Porque es lo primero que van a ver de ti mientras deciden si te van a prestar atención o van a leer las notificaciones de su móvil y porque es lo último que recordarán de ti cuando el evento o la reunión hayan terminado. Mira el final de esta charla y de esta otra y luego me dices. No hacen falta fuegos artificiales tampoco, ojo.
Preparar una charla lleva tiempo. ¿Cuánto? Pues depende… Si el evento es importante, varios meses. Cuando yo me presentaba a concursos de oratoria escribía la charla con al menos 6 meses de antelación, pulía y repulía el borrador hasta que todo estaba a mi gusto. Trabajaba la pronunciación con un nativo y me la terminaba sabiendo del derecho y del revés. Ayyy es que yo no puedo memorizar… ¿perdona? ¿tú cuántas canciones te sabes?
No hay más preguntas, señoría.
Y esto sería. No creas que no se sabe cuándo alguien está improvisando, porque sí se sabe, sí… y debería estar prohibido hacer perder el tiempo de la gente.
Y sí, esta newsletter de hoy es algo que hay que decir más. Porque tanto yo como mi equipo somos voluntarias y donamos nuestro tiempo, que podríamos estar dedicando a cualquier otra cosa, a montar un evento que sea espectacular para difundir buenas ideas… Si no hay buenas ideas, nuestro tiempo no vale nada.
Y por ahí, no paso. Será que me he hecho mayor.
Y ahora, la mandanga:
❤️ Esta semana en Game of Talks, hablamos de la perfecta imperfección… y es que lo importante no es que todo sea perfecto. Lo importante es otra cosa.
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😁 Me ha fascinado este artículo. Resulta que alguien le ha pedido a Midjourney que cree fotos de guerreros en la historia como si se estuvieran haciendo un selfie. Los resultados son alucinantes… peeero, las sonrisas son demasiado americanas. Parece que cómo sonreímos, cuándo sonreímos y por qué sonreímos dependen del contexto cultural.
(Por no hablar de que se me hace extraño que todos estos hombres representados abajo visiten al dentista y se hagan blanqueamientos dentales con regularidad… tanta perfección…)
📷 En este artículo varios fotógrafos profesionales dan trucos para hacer mejores fotografías con el móvil. Pss: hay que entender la luz y el color, entre otras cosas.
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🎵 Y ya para ir cerrando, voy a arruinarte una canción para siempre What’s Up, de 4 Non Blondes y unos cuantos más, de los siempre geniales There I ruined it.
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Listo… con esto y un bizcocho, hasta el miércoles que viene a las 6:45h.
PD. Pero no quiero irme sin pedirte un poco de ❤️. Si te ha gustado la newsletter, me ayudas a llegar a más gente. O, si eres muy fan, también puedes invítarme a un Ko-fi ☕ y yo te estaré eternamente agradecida.
Muchísimas gracias por la reflexión, Cristina, es muy interesante.
Comparto una anécdota. Hace año y medio participé en Lakua en unas jornadas organizadas por el Berritzegune Nagusia sobre educación competencial. La jornada se dividió en dos partes: en la primera, 3 ponentes conocidos en el ámbito educativo aportaban su visión sonre este tema. Tenían asignados, aproximadamente, 20 minutos por intervención. Posteriormente, con un tiempo similar, diversos docentes de los ámbitos de ciencias y letras presentábamos experiencias de aula. La idea estaba clara: dinamismo y agilidad.
Recuerdo cómo una “gurú” educativa programada en la primera parte decidió extender su charla hasta los 60 minutos porque, claro, lo que había preparado no se podía explicar en 15. ¿Consecuencia? Los que llegamos después vimos recortado nuestro tiempo a menos de la mitad, y era innegociable.
Me temo que, en muchos casos, hay ponentes que se saltan todas las “red flags” porque dudo mucho que les pidan borradores, resúmenes o cualquier muestra de control.