#12 La leche de alpiste no es leche
El síndrome del impostor existe, tú no eres la medida de todas las cosas y otras verdades verdaderas.
Ahora hay bebidas vegetales (a las que llamamos, por comodidad, leche) de mil cosas: que si de soja, que si de avena, que si de nuez, de avellanas… y, ¡sí!, de alpiste. La de alpiste es un bebedizo que no sabe bien ni con colacao. Que no te engañen.
Y hablando de engañar, oye, ¿tú mientes?
Yo bastante poco, la verdad, pero he leído este artículo clasificando a la gente por los tipos de mentiras que dicen y no sé para qué te puede servir, pero me ha parecido interesante. Igual hacer un poco de autoanálisis y, de paso, analizar a tu entorno, puede ser útil y relevante. Ya estás haciendo la prueba del algodón.
También puedes no mentir, una de las charlas TED con más visualizaciones de todos los tiempos es la de Brené Brown sobre el poder de la vulnerabilidad. Pero ojo, porque matiza que hacerte vulnerable no significa contarlo todo de tal modo que tu propia vulnerabilidad te ponga en riesgo o ponga en riesgo tu negocio: aquí puedes leer (y escuchar) cómo ser vulnerable sin cagarla irremisiblemente.
Otro artículo que he leído esta semana y me ha llamado muchísimo la atención es este sobre el gran José Luis Perales y descubrir su síndrome del impostor. Ahí lo tienes, nada más y nada menos que un grande (un enorme, a mi sesgado juicio) confesando que sigue sin creerse que la gente le aplauda cuando canta sobre un escenario. Pero es que los designios de la impostura son inescrutables. Si alguna vez te reconoces en este síndrome y te ves que te incapacita, acuérdate del amigo José Luis (y llama a algún psicólogo, que esto se puede superar).
Y hablando de viejunismo… Cuando acabé mi primer máster, me pareció tan importante la comunicación interna de las empresas que le dediqué mi TFM, todo un caso de estudio de la comunicación interna de un gran grupo de agencias de viajes a nivel nacional. El estudio lo llevé a cabo en casi cincuenta agencias del grupo tanto en Madrid como en las islas Baleares. Mi conclusión se parecía bastante a esta que apunta Cristina Aced en su reciente artículo sobre los orígenes y la evolución de la comunicación interna:
“En toda empresa existe la comunicación interna, nos preocupemos o no de gestionarla.”
Muuuuchos años después, hay pruebas empíricas de que sin una comunicación interna efectiva las empresas se están quedando cojas en una de las patas de su estrategia. Y así, han preparado un manual listo para descargar (directamente desde el artículo).
Cambiando de tema. Este artículo me ha flipado y me ha dejado pensando un rato largo (por las derivadas que tiene para el mundo de la comunicación y el marketing). La distancia psicológica puede llegar a ser tan infranqueable como para que resulte en una campaña de comunicación fallida. Así lo ha recogido un estudio de la Universidad del Estado de Michigan. Parece que tanto la distancia psicológica, como el grado de abstracción o concreción de las imágenes usadas, los valores autotrascendentes y la percepción de autoeficacia son los valores clave, las teclas que hay que pulsar para que las campañas contra el cambio climático sean efectivas. Vamos, para que nos entendamos, que es más efectivo poner una imagen de una chimenea con humo negro, un pantano seco o los efectos devastadores de un oleaje o un huracán que otras imágenes más sutiles o, incluso, bellas. Esto, además, podría servir para otro tipo de campañas. Y es que, como les digo siempre a mis alumnos, no somos la medida de todas las cosas y, al pensar en nuestro público, cuando creamos en función de a quién nos dirigimos, tenemos que tener en cuenta estos factores.
Y ya, para terminar, esta semana te recomiendo esta cuenta de TikTok: Ryan Antonio, el rey de los trabalenguas (en español… y en inglés). El p. amo. Puedes estar un buen rato intentando decirlos y además es un ejercicio magnífico para trabajar la vocalización. Ah, y esta pequeña maravilla de Kevin Bacon, ay, Kevin, cantándole I want it that way de los BSB a una llama 🥰 … casi supera a Brad vestido de lagarterana.
¡Que tengas una buena (y segura) Semana Santa! ¡Hasta la próxima!