Llevo un tiempo fijándome en la dualidad que habita para casi todo en internet.
Por un lado tenemos a los amantes de su propia libertad que abogan por no tener ningún tipo de reglas y se quejan de que la Unión Europea ponga límites (o lo intente) a las grandes tecnológicas en lo que se refiere a que hagan con nuestros datos lo que les salga del plumero y sin especificar el fin.
Por otro tenemos a los amantes de nuestra privacidad (y también de la libertad, pero con mayúsculas) que preferimos tener nuestros datos a buen recaudo o, al menos, saber lo que van a hacer con ellos.
Los primeros se quejan de las regulaciones porque, dicen, el mercado se autolimita (jajajajajajaja). Los segundos queremos cierta regulación para no vivir en la anarquía.
Hace mucho que Google es evil, sabemos que Meta, Microsoft, openAI, X, TikTok son el mal. Sabemos que son empresas que buscan su propio beneficio y ya. Sus dueños son empresarios que cambiarán de aire (político) buscando su propio beneficio. De hecho tenemos al amigo Musk repartiendo millones de dólares a quien demuestre que está registrado para votar y le jure que votará por Trump en un salto con tirabuzón digno de uno de los mayores guatdefacs que he leído últimamente.
Pero, como decíamos el otro día, el haberles otorgado el papel de plaza pública nos supone un problema como sociedad. Las empresas tienen ideología y la tecnología, que en un tiempo soñamos que podría ser neutral, no lo es.
Lorena Fernández, Antonio Ortiz, Manuela Battaglini, Genís Roca o Carissa Véliz, entre otros muchos investigadores y analistas llevan años advirtiendo que la tecnología, lejos de neutral, viene con unos sesgos brutales. Los sesgos, aunque no lo creamos, nos afectan mucho más de lo que pensamos. Desde productos y servicios con diferentes precios según dónde vivamos a imágenes de un tipo o de otro o poder tener financiación (crédito) para un proyecto o pagar un riñón por un seguro. Mil cosas.
Así, como la tecnología no es neutral y las empresas que la gestionan son gigantes con prácticas monopolísticas y de dudosa ética, me parece fabuloso que alguien les ponga límites. Deben tenerlos. Lo contrario no es un terreno fértil para que florezca la innovación sino el Far West, un espacio sin ley donde los grandes crecen y se hacen todopoderosos a fuerza de comerse a los pequeños. ¿Dónde habremos visto esto antes?
Por supuesto, a la premisa de partida, yo, con Europa.
❤️ Esta semana en Game of Talks, hablamos de las llamadas a la acción con muchos ejemplos de diferentes tipos para que puedas aplicarlos directamente en tus presentaciones.
🇺🇸 Nos acercamos a las elecciones de EEUU y el psicópata naranja está empatado en casi todas las encuestas con Harris. La campaña está en pleno apogeo y todo el mundo está sacando especiales, como este del NYT, que recopila las estándalos en los que Trump se he visto envuelto a lo largo de su carrera. Espeluznante.
🎙️ Cuscuseando la red, como siempre, he descubierto un alarde de mercantilismo, la aplicación PodMatch. Digamos que pone en contacto a gente con podcast con potenciales entrevistados (y cobra a todo el mundo: a los hosts y a los guests). Alucinante. Se nos va el mundo del podcasteo de las manos, te digo.
👉🏻 Esta reflexión de Lucas Aísa (Calvo con Barba) sobre las redes sociales y las notificaciones al volver de vacaciones.
🖥️ Una herramienta fabulosa para hacer pantallazos: shotzio. Eso sí: promete dejar usar copy-paste, pero lo he intentado varias veces y, a mí al menos, no me ha dejado.
☠️ “Te vas a morir. Aprovecha al máximo”. Con esta premisa se lanza esta app, Failflow, con actividades y recordatorios diarios para ayudarte a vivir intencionalmente.
⭕️ Un rato de relax. ¿Cómo de perfectos haces los círculos? Prueba.
Y hasta aquí hemos llegado hoy. Nos vemos el miércoles a las 6:45h.
Un poco de intendencia:
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No tiene que ver, pero sí. En una jornada sobre IA comenté que no entiendo del todo los debates IA vs. Humanidad, cuando se nota una clara guerra entre personas (que controlan la IA) y otras personas. Vamos, que si no es la inteligencia artificial, será el control de los alimentos o la supervisión de nuestra intimidad. Pero son los mismos, vaya.
Excelente y clara reflexión de una realidad que cada vez parece difuminarse más y más. Por ello es más importante todavía escribir lo que has reflejado... Gracias Cristina !