#146. Cómo conseguir que te escuchen y que te lean... y te recuerden
Lo prometido es deuda. Y la mayoría de lectores ha querido que hablara sobre este tema.
Pues ha habido empate técnico y como no puedo contestar a todo a la vez, empiezo por que nos escuchen. Ya dedicaremos algo de tiempo a la IA el mes que viene, por ejemplo.
Me plantea una duda, eso sí, porque no es lo mismo que te escuchen cuando hablas que que te lean cuando escribes (y tenemos muchas opciones de que nos escuchen, nos vean o nos lean). Así que voy a tratar de ir por partes y de dar una respuesta a todo esto.
Vamos a pararnos a pensar un momento: cuando tú prestas atención a los demás, ¿por qué lo haces? Estaría bien que tuvieras tu propia respuesta.
Una vez que la tengas, quizá tengas parte de la solución, la que te aplique a tu caso particular.
Primero, hablemos de presentaciones.
Hablar bien en público no es cuestión de talento. Un buen orador se hace y además, se hace a fuego lento: es cuestión de estrategia y preparación. Si alguna vez te has preguntado por qué algunas personas tienen la capacidad de captar la atención de todos en una sala, la respuesta está en estos tres principios:
1. Enfócate en tu audiencia: encuentra el “sweet spot”
Uno de los errores más frecuentes al hablar en público es pensar en lo que quieres decir en lugar de lo que tu audiencia necesita escuchar.
Piensa en cuando eras adolescente y querías que te subieran la paga… lo pensabas durante semanas, balanceabas los pros y los contras, te cargabas de argumentos, tenías cien veces la conversación en tu mente, barajabas si era mejor decírselo a mamá o a papá y cuál sería el mejor momento… Te acuerdas, ¿no?
Bueno, pues ya sabes lo básico. Ya lo has hecho. Lo hacemos todo el rato. Pensar en la audiencia es revivir aquel momento adolescentil y aplicarlo a otros contextos.
Una vez estuve en una charla que en teoría hablaba de tecnología, pero el ponente solo habla de fútbol, ejemplos de fútbol, diapos con futbolistas, con hinchas... A menos que seas un hincha a tu vez, probablemente desconectes en los primeros minutos, como hice yo en su día. El mundo del fútbol me es ajeno y además, antipático. No recuerdo nada más que los ejemplos que puso y porque me encabronaron bastante. Claramente no se dirigía a mí.
¿Cómo lo puedes evitar?
Piensa en tu audiencia antes que en tu mensaje. Si no lo sabes, pregunta quién estará en la presentación, pide sus perfiles, sus empresas. Normalmente podemos hacernos una idea, más o menos, de a quién nos vamos a enfrentar.
Pregúntate:¿Qué les interesa?
¿Qué problema tienen que yo puedo ayudar a resolver?
¿Cómo puedo hacer que esto les importe?
Hay un libro espectacular si quieres explorar más este punto que es Presentaciones inteligentes: 100 cosas sobre la audiencia que todo speaker debe saber, de Susan Weinschenk. Vendría a ser aplicar la técnica del buyer persona pero a la audiencia, para construir tu audiencia persona.Empieza con algo que conecte con su realidad. Puede ser una pregunta retórica (ojo, que no sea una obviedad), una historia impactante (las anécdotas no fallan, somos cotillas por naturaleza) o un dato sorprendente (rebusca, que haberlos haylos). Clásicos los tres de aperturas de charla, pero, ¿sabes?, funcionan. Eso sí: ajústate a tu audiencia.
Usa ejemplos cercanos a ellos. No expliques teorías abstractas, pon ejemplos prácticos. Y piensa en cosas que les motiven (no caigas en el fútbol por mucho que te guste a no ser que estés muy muy muy seguro de que encajará con tu público).
📍 Un ejemplo: si hablas de productividad para emprendedores, en lugar de empezar con teoría, abre con una historia real sobre cómo un pequeño cambio en la rutina diaria puede ahorrarles dos horas al día.
🔒 Este artículo, como todos los del Consultorio, es para suscriptores de pago. Si quieres recibir más consejos prácticos como este, formar parte del consultorio y resolver tus dudas específicas sobre comunicación, mi acompañamiento, además de otros dos artículos más al mes y mi amor eterno, suscríbete ahora y accede a contenido exclusivo.