#160. La trampa del "sé tú mismo" en redes
Nos repiten hasta el hartazgo: "Sé tú mismo". Muéstrate tal como eres. Sé genuina. Sé real.
Y aunque la frase suena bien, está llena de trampas. Porque no todos sabemos lo que significa ser nosotros mismos. Y, más aún, porque lo que somos no cabe entero en ningún sitio.
Autenticidad es una palabra poderosa, pero también ambigua. ¿Qué significa ser auténtica? ¿Mostrarse tal cual una es en todo momento? ¿Hablar sin filtro? ¿Exponer emociones crudas y pensamientos sin elaborar? ¿Contarlo todo?
No. O al menos, no necesariamente.
Ser auténtica en redes no es lo mismo que ser transparente hasta el desgarro. No es lo mismo que contar tu vida sin matices. No es lo mismo que exhibirte. Y desde luego, no es lo mismo que olvidar que comunicar es, siempre, una construcción.
La paradoja de lo real
Internet nos ha acostumbrado a lo inmediato. Historias de 15 segundos. Reels espontáneos. Selfies sin maquillaje que, curiosamente, suelen requerir más valor que una foto editada. Porque lo "real" vende, sí. Pero ¿cuánto de lo que llamamos real en redes es real?
Hay una línea fina entre lo auténtico y lo performativo. Entre compartir para conectar y compartir para agradar. Y esa línea, muchas veces, se difumina.
En nombre de la autenticidad, muchas veces nos sentimos obligadas a mostrarnos siempre disponibles, abiertas, cercanas. A dejar una parte de nosotras a la vista en cada publicación. A emocionar. A remover. A provocar algo.
Y en esa búsqueda, podemos terminar vaciándonos. O, peor aún, diluyéndonos en lo que creemos que se espera de nosotras. Porque incluso la vulnerabilidad, cuando se vuelve fórmula, deja de ser auténtica.
La autenticidad con criterio
Ser auténtica no es contar todo. Ser auténtica es elegir qué contar desde la coherencia.
Elegir qué parte de tu historia tiene sentido compartir. Qué emociones puedes procesar antes de mostrar. Qué batallas estás lista para nombrar. Qué límites necesitas poner para seguir siendo tú.
No todo merece ser contado en público. No todo debe ser procesado en voz alta. Y desde luego, no todo el mundo tiene por qué conocer tu verdad entera.
La autenticidad no se mide en decibelios emocionales, sino en honestidad interna. En que lo que muestres tenga sentido contigo. En que lo que publiques sea una extensión de tu voz, no una imitación de lo que funciona.
Ser tú misma... ¿cuál de todas?
Esta newsletter de hoy es para suscriptores. Te puedes suscribir y probar sin compromiso durante 7 días a través de este enlace. A mí me harías muy feliz y seguro que tú también lo serías.